viernes, septiembre 9

Moraleja

Esta es una vieja historia contada muchas veces... pero hay que crear conciencia en la juventud.

Un pollito corría desesperadamente tratando de cruzar la linea férrea mientras el tren se acercaba a toda velocidad. Cuando vió que la máquina ya estaba encima de él, saltó con todas sus fuerzas... con tal mala suerte que una rueda del tren le cortó el potito.

El pollito miraba el tren pasar y a su potito saltando aún con vida entre las ruedas. No lo pensó dos veces y saltó nuevamente a rescatar su potito. Esta vez la rueda del tren le cortó la cabecita.

La historia es cruel pero tiene su moraleja: "No hay que perder la cabeza por un potito".


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