No podría decirse que Dana era miss universo. Ni siquiera habría ganado un concurso de gordas holandesas. Pero aquel traje de cuero negro, aquellos músculos forjados al calor de muchas batallas... su largo cabello negro llevado por el viento a la vez que machacaba trolls con su poderosa espada, eran cosas que podrían haberle quitado el sueño a cualquiera (claro que a cualquiera que no hubiera visto una mujer en años).
... Y Letto Ambidextro hacía ya mucho tiempo que no veía mujer alguna. Incluso hasta se le había olvidado como eran, como olían. Al parecer acercó demasiado su nariz al cuello de Dana la guerrera Zarca de Liberia... y tan rápido como decir “scramuflesstinskiruplefork” se vio amenazado por la punta de la daga de Dana.
-Si te acercas más te rebano la nariz como un pepino.
-Eesteee... yo solo quería recordar como olían las mujeres- respondió Letto.
-Ah... bien, si es así puedes oler- dijo ella tratando de recordar aquellas lecciones de coquetería femenina que su madre había tratado de inculcarle sin mucho éxito.
Dana podría haber liderado en movimiento feminista de inquisición contra el género masculino; aún así, sentía la extraña necesidad de estar cerca de Letto. –No es un hombre, es una sabandija- se repetía mentalmente... –una muy linda sabandija-.
La caravana siguió la ruta en dirección a la ciudad de Moss. Sólo faltaban tres días para llegar a destino. Aún así, hicieron un alto en el camino para descansar los animales y para abastecerse de agua. Era de noche y Ambidextro entretenía a los viajeros con sus trucos y malabares. Era un buen prestidigitador (además de ser el mas grande artesano de la Faja)
Dana notó que el viento había cesado bruscamente y un silencio insultante hacía presentir lo inesperado. De repente hubo un segundo de mucho calor seguido por un segundo de mucho frío. La noche centelleó como si los dioses allá arriba estuvieran entretenidos sacando fotos y una luz color verde intenso cayó justo sobre la pira central del campamento. El fuego se tornó azul (seguramente la combustión era perfecta). Hubo un sonido como de implosión, como si una bombilla eléctrica del tamaño de la luna se hubiera estrellado.
...Dana tensó los músculos. Su espada bailaba al ritmo de sus caderas.
Hubo un grito desgarrador casi instantáneo a la implosión y una figura espectral surgió del fuego con los pantalones envueltos en las azules llamas. No hubo tiempo de nada. El espectro salió como el rayo y se lanzó al río. Debo hacer mención que pese al apuro, el clavado estilo “bomba” del espectro podría haber obtenido medalla olímpica si no hubiese sido por la poco decorosa circunstancia con que se desarrollaron los hechos.
Ulderick, el aprendiz de mago, había aparecido en escena.
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