Almushufasa, el amado hijo adoptivo del pueblo de Orlafensa, el dueño de los arquetipos, el profetizo... bajó del monte en donde se encontraba meditando puesto que había llegado la hora de partir. Los barcos habían llegado con el viento de octubre. Los barcos que lo llevarían de regreso a casa.
A medida que entraba en el pueblo mucha gente comenzó a caminar a su lado rumbo al puerto, para despedirle, para aprovechar esos últimos momentos con él.
Los miró tiernamente y les habló de esta manera:
-Queridos hermanos de Orlafensa. Me habeis recibido con los brazos abiertos y abiertos los corazones. Os agradezco en lo infinito de mi alma aquel amor que me han brindado pero ha llegado el día en que debo partir.
-Maestro, somos nosotros los que os agradecemos vuestra sabiduría y enseñanzas- dijo el Mayor del pueblo.
-Si maestro- dijeron otros. -Deslúmbranos con tus enseñanzas... por última vez.
-Esta bien hermanos... pero ¿de qué quereis que hable?
Y un hombre sencillo se paró y dijo: Maestro hablanos del éxito y la felicidad.
Bien... deben saber que el éxito y la felicidad dependen mucho de quien y como se ven las cosas...
La felicidad y el éxito para un niño de tres años es no orinarse encima.
La felicidad y el éxito a los 12 años es tener muchos amigos.
La felicidad y el éxito a los 18 años es lograr obtener la licencia de conducir.
La felicidad y el éxito a los 20 años es lograr tener relaciones sexuales.
La felicidad y el éxito a los 35 años es llegar a tener mucho dinero.
Al igual que a los 50 años, donde la felicidad y el éxito es tener muchísimo dinero.
La felicidad y el éxito a los 60 años es lograr tener relaciones sexuales.
La felicidad y el éxito a los 70 años es lograr obtener aún la licencia de conducir.
La felicidad y el éxito a los 75 años es tener aún muchos amigos.
Y finalmente la felicidad y el éxito a los 80 y tantos años es no orinarse encima
...Es el círculo de la vida.
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