martes, noviembre 1

EL soldado y el triste viejo


Un soldado regresó a su pueblo después de una gran guerra que duró muchos años. En donde había estado su casa encontró una tienda de abarrotes. Ya no quedaba nadie conocido. Sus amigos habían migrado a mejores lugares. Sus padres habían muerto y el pueblo había cambiado tanto que ya no había nada que hacer en ese lugar. Muy triste partió sin saber a donde ir.

Caminó muchos días sin rumbo fijo. Si se cansaba, dormía. Si tenía hambre, comía. Si le daban ganas de ... bueno iba y lo hacía... Cada día cargaba con el peso de la inmensa tristeza que sentía y sus pasos se hacían más lentos. Se sentía solo en el mundo aún así avanzaba sin saber porqué.

Su camino lo llevó a los pies de la montaña más alta que jamás había visto. Podría haberla rodeado pero en vez de eso decidió atravesarla. A medida que subía sentía como el frío le iba entumeciendo los músculos; sin embargo una extraña fuerza lo impulsaba a seguir mas y más arriba. Después de tres días y noches de ascensión llegó a la cima y vaya sorpresa encontró una pequeña casita de madera a punto de caerse de vieja, de la cual salía humo y un sabroso olor a guiso. Se dió cuenta que hacía días no comía y sin pensarlo mucho tocó a la puerta.

Un triste viejo abrió muy lentamente y convidó al soldado a sentarse al calor de la hoguera. Le invitó un poco de guiso y lo observaba mientras comía.

-¿Quién eres?- preguntó el viejo.
-Soy un soldado- repuso el hombre.
-¿Qué haces en este lugar?- volvió a inquirir el anciano.
-Me trajeron mi tristeza y mis pasos- respondió el soldado.
-Al igual que a mi- dijo en anciano con un brillo es los ojos –Yo también fui joven y lo perdí todo. La tristeza era lo único que tenía. Llegué hasta este lugar en busca de respuestas...
-¿Y las encontró?- preguntó el soldado.
- Las acabo de encontrar- repuso el triste viejo, y agregó:

“Hay quien se averguenza de llorar... Hay quien siente que la tristeza le imposibilita a seguir el camino. Pero no es así. Todo está incluido en el gran plan soñado por Dios que se llama vida. La tristeza viene en las alas de una mariposa nocturna que se posa en nuestras luminosas almas para anunciar que la primavera ya se acerca. Antes del verano necesariamente hubo Invierno a veces leve, a veces crudo, pero siempre necesario. El descanso para seguir a la vida rebozante... esa es la tristeza. Debemos aprender de ella. Debemos aprovecharla para meditar sobre lo que no está bien, sobre lo que nos falta, sobre el camino a seguir. Si hay que perdonar o perdonarnos es la tristeza la señal que nos indica que llegó el momento adecuado.
Si la felicidad fuera eterna no aprenderíamos nada, no apreciaríamos nada y nada seríamos sin conocimiento”

Ambos se miraron emocionados. No dijeron nada. En silencio apagaron el fuego, juntaron lo poco que poseían y bajaron la montaña llenos de esperanza y de vida.

El soldado se volvió campesino. Trabajó sin descanso la tierra que parecía infértil y la convirtió en un vergel y cuidó del anciano hasta que el señor se acordó de él. El día de su muerte el anciano llamó al soldado y le dijo:
-Hemos aprendido de la vida y la hemos vivido bien hijo. No estés triste. La muerte es solo un hasta pronto, no un adios.
El soldado le besó en la frente. –Hasta pronto entonces padre- respondió.

Con el tiempo el soldado tuvo la más grande familia que jamás hubiera existido en la región. Y las noches de invierno, reunido con sus nietos alrededor de la fogata les contaba la historia del soldado y un triste viejo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sniff, sniff... eso fue hermoso, sniff... PTRUIIIIT (disculpen si me sueno la nariz, debe ser la alergia primaveral).

Por qué siento esa pesadez en el alma cada vez que veo una buena película?, por qué siempre pienso que podría hacer algo memorable en la pantalla grande? por qué me cuesta tanto atreverme a dar el salto?

En fin, supongo que las cosas no cambiarán mucho para mí.

Creo que voy a ver si encuentro un viejo que me guìe en la vida y me explique lo que no sé... o tal vez un buen amigo me pueda ayudar.

Ocio abre la puerta y sale a buscar respuestas